EMDR
La terapia EMDR está avalada por la Organización Mundial de la Salud y las Guías Clínicas Internacionales para el tratamiento del trauma. La palabra trauma deriva del griego y significa “herida” (la entenderemos como una herida psicológica).
Esta terapia es utilizada exclusivamente por psicólogos y psiquiatras debido al gran potencial evocador y transformador que tiene. Fue creada por la doctora en Psicología Francine Shapiro y si bien se encumbró por su impresionante e inmediato resultado con personas que habían vivido grandes traumas (catástrofes naturales, guerras, atentados), hoy en día su aplicación clínica se ha extendido a todo tipo de situaciones vitales adversas.
Cuando nos encontramos en situación de estrés nuestro cerebro graba de manera parcial, ya que su atención está puesta exclusivamente en la información precisa para nuestra supervivencia. Esto hace que de las situaciones traumáticas solo tengamos grabada cierta parte, y normalmente son recuerdos que se nos repiten o que nos angustian.
La técnica EMDR utiliza movimientos oculares voluntarios y otros medios de estimulación bilateral para facilitar que el cerebro reprocese la experiencia traumática desde un punto de vista más completo y cree nuevas estructuras neuronales más positivas, tanto a nivel cognitivo como a nivel emocional. Durante una sesión de EMDR la persona conecta con la situación traumática y dicha situación se va reprocesando hasta modificarse por completo. Esto nos permite desplegar de nuevo con nuestro potencial de salud máximo e incrementar inmediatamente nuestra calidad de vida.
En el 2009, el APA (Asociación Americana de Psiquiatría) reconoció el EMDR como la psicoterapia más efectiva para el tratamiento de los efectos del trauma, y sus efectos son profundamente rápidos. Es ideal para intervenir en experiencias pendientes de resolver o comprender: duelos, accidentes, ansiedad, estrés post traumático, angustias, ataques de pánico, incidentes de la infancia, etc.